Los reyes de Aragón accedieron al trono, se coronaron, tuvieron familia y descendencia, y entre sus cometidos estuvo el de agrandar y fortalecer el reino con nuevas conquistas. Por lo demás, enfermaron y murieron, como también lo hicieron sus vasallos. Pero, a diferencia de las vidas de sus súbditos, las de los reyes no estuvieron exentas de leyendas, anécdotas y curiosidades. Reino y Corona acerca al espectador cómo los reyes aragoneses afrontaron las tareas propias de la monarquía pero también los momentos de la vida que igualan a los seres humanos.
No en vano, los monarcas aseguraban tener un derecho divino para gobernar. No es casualidad que el capítulo de Reino y Corona, “Reyes aragoneses”, transcurra en el monasterio de San Victorián, un ejemplo más de la relación entre lo divino y lo real. Considerado como el primer monasterio de España, fue muy importante en la historia de Aragón. Estuvo protegido por reyes y papas y, durante siglos, se configuró como el centro político, económico y espiritual del Sobrarbe.
El historiador Domingo Buesa explica los símbolos de la monarquía aragonesa y porqué la mayoría de los Reyes de Aragón potenciaron otros símbolos como la espada, por encima de la propia corona. Por su parte, el historiador Carlos Garcés aclara que la Casa de Aragón es el linaje ininterrumpido de los Reyes de Aragón desde Ramiro I en adelante y que otras denominaciones como Casa de Barcelona son creaciones ajenas a la nomenclatura usada por los reyes de forma constante e invariable.