“Unidad móvil” recorre Aragón para conocer algunas de las cooperativas que hay en la Comunidad, y descubrir, de la mano de sus socios, si éstas han contribuido a revitalizar algunos pueblos y comarcas de Aragón.
Luis, vecino de Miedes, fue uno de los primeros socios de la Cooperativa San Alejandro. Casi medio siglo después, recorre con un reportero las instalaciones de la cooperativa que él fundó, y que actualmente produce 2,5 millones de botellas de vino al año.
Hace 30 años, una fábrica de piensos fue el germen para el nacimiento de la cooperativa más grande del Matarraña. Con sede en Valderrobres, tiene 600 socios y 300 trabajadores.
24 horas ininterrumpidas con el objetivo de sacar al mercado jamón de Denominación de Origen. “¿Cómo íbamos a imaginar que esto iba a crecer tanto?”. Ahora tenemos granjas de cerdos, matadero y secaderos de jamón, un taller de coches, una tienda, una gasolinera…”, explica Delfín, ganadero y actual presidente del Grupo Arco iris.
La Cooperativa Alto Aragón fue fundada en 1994 para afrontar los bajos precios de la leche. Es una de las cooperativas más pequeñas de Aragón. Con sólo 26 socios, producen 60.000 litros de leche al día y la venden principalmente a queseros de la zona. Esta cooperativa contrasta con la que enseña Enrique. Dedicados sobre todo al cereal, la cooperativa de Ejea de los Caballeros tiene 2.600 socios. Es una de las más grandes de Aragón. Las instalaciones son en dimensiones como un gran polígono industrial.
Pero, ¿qué pasa cuando las cosas no van tan bien? “Recibimos al día 200.000 kilos de fruta. En los últimos 15 días hemos acumulado 5 millones de kilos de fruta porque el consumo ha bajado”, cuenta Juanjo, gerente de la Cooperativa Agropecuaria del Cinca. ¿Qué se hace con todo ese excedente de frutas?