¡Bien dicho! descubre las palabras aragonesas que se usan en las granjas más curiosas de nuestra comunidad.
María de Miguel decide comenzar a lo grande y visita Barbastro (Huesca) donde hay una granja especializada en criar las aves con mayor tamaño que existen, los avestruces, pertenecientes a las familias de las “ratites”, como el “ñandú”. En Villanueva de Gállego (Zaragoza) conoce más animales grandes en una granja de “cabestros”, “mansos” y “berrendos”. Allí descubre que en Aragón los nombres de las vacas crecen a la vez que ellas y pueden pasar de “añojas” a “eralas”, “utreras” o “cuatreñas”.
Federico Contín viaja hasta el Poyo del Cid (Teruel) para conocer a Tomás, un jubilado con un hobby muy particular, tener una granja. Desde que colgó las herramientas, dedica su tiempo a criar burros, “yeguatos”, “romos”, “tocinos”… y todo un arca de Noé a orillas del Jiloca.
En Lucena de Jalón (Zaragoza) María de Miguel visita otra granja muy curiosa… con millones de habitantes, aunque en este caso no se trata de animales sino de moluscos: Los caracoles. Allí espera a que llegue “el aguada”, “la cencellada” o una “rosada” para verlos salir. Por último, descubrimos todas las palabras aragonesas que se usan en una granja de pollos “franciscanos”.